El turrón es sin duda el protagonista absoluto entre los dulces de las fiestas navideñas, convirtiendose en la tradición de la Navidad en todas las mesas
Como todo en este mundo, con el paso de tiempo las cosas cambien y el turrón no es una excepción, y durante los años se ha rebelado. La marca ‘turrón’ ya no solo quiere ser de Jijona y duro de almendra, sino que alrededor podemos encontrar una multitud de sabores diferentes de turrones.
Es más, añadiéndole a la ‘rebeldía’ de turrón, ha terminado siendo un producto que ya no solo se vende en Navidad. La estacionalidad de este producto ha terminado, y en muchas tiendas ya se puede encontrar todo tipo de turrones durante todo el año. Y es por eso que España es el primer productor mundial de turrón, podríamos decir que es una joya de la repostería navideña, y por cierto, muy apreciada en Estados Unidos, Australia, el Reino Unido o Alemania entre muchos de otros países que disfrutan con el turrón un producto de casa y muy querido por nosotros.
El turrón se compone de una masa obtenida por cocción de miel y azúcar, con o sin clara de huevo, a la que se incorporan posteriormente, con un amasado, almendras tostadas y peladas.
La leyenda del turrón de Jijona
Existe una bonita leyenda en Jijona que narra de la siguiente manera cómo se originó el turrón, de seguido os la contamos:
“Por aquellos tiempos, el Rey contrajo matrimonio con una princesa escandinava, por lo cual la princesa tuvo que venir a estas tierras dejando atrás su frío país de origen. La princesa se sintió muy triste al no poder disfrutar de los bellos paisajes de su país llenos de nieves perpetuas.
Con esto, el rey, desesperado por ver a la nueva reina decaída, para evitar su tristeza, tuvo la idea de plantar por todos sus territorios, alrededor del castillo, miles de almendros. Cuando los almendros florecieron, sembraron todo el paisaje de tonalidades blancas, de tal modo que todo parecía nevado, y la princesa volvió a recuperar su felicidad. Los habitantes de Jijona, a partir de ese momento, aprendieron a recoger los frutos de los almendros y a tratarlos, elaborando así las primeras muestras de turrón y derivados”
Sin embargo, la pregunta esencial es: ¿Por qué se come principalmente en Navidad? Unos dicen que nunca fue un alimento barato por sus ingredientes y elaboración y que por eso se reservaba para ocasiones especiales. A ello se añade que el tiempo de su preparación coincidía con la época en la que los agricultores cesaban sus labores en el campo por la llegada del otoño. Entonces se dedicaban a la producción turronera en los meses previos al comienzo del invierno.
Un poco de historia del turrón
En Al-Ándalus ya fueron utilizadas la almendra y la miel para la producción de numerosos dulces. Y en la actualidad, en gran parte de la repostería española aún se mantiene ese legado de dulces, sobre todo con nuestro querido turrón.
Cuentan bastantes historiadores que en la Grecia Clásica se conocía un alimento muy nutritivo parecido al turrón, que estaba compuesto por miel, almendras, y otros frutos secos, y que se daba a los atletas griegos antes de participar en los juegos antiguos de la Olimpíada.
El supuesto origen en la Grecia Clásica fue extendiendo la receta del turrón, y datos históricos aseguran que el turrón ya existía en Jijona en el siglo XVI. Con el pasar del tiempo este postre se utilizó siempre más en las celebraciones y en las tradicionales fiestas de Navidad.
El anónimo Manual de Mujeres (siglo XVI) aporta la primera receta que se conserva para fabricar turrón. En cualquier caso, la costumbre de tomar turrón en Navidad se encontraba extendida por toda España en el siglo XVI, al menos entre los sectores más acomodados de la sociedad.
A partir del siglo XV, no sólo se fabricó turrón en Jijona sino también en la ciudad de Alicante. En la época de Carlos II, la injerencia de los gremios de pasteleros de la ciudad de Valencia agrupados en el “Colegio de la Cera”, sobre la regulación de la actividad del turrón en Alicante provocó un pleito porque pretendían someter a los maestros turroneros y confiteros alicantinos a sus estatutos. Por este motivo y por la novedad que supuso el chocolate, su elaboración en Alicante desapareció en su mayor parte, convirtiéndo la ciudad más alejada de la atención de las corporaciones gremiales valencianas, como Jijona la única gran capital de producción del turrón.
Al parecer, el azúcar fue un ingrediente que se empezó a añadir más tarde, ya que el azúcar se empieza a mencionar, para fabricar turrón a partir del siglo XVIII, coincidiendo con la plantación masiva de caña de azúcar en América y la extensión de la libertad de comerciar con América a un mayor número de puertos españoles, entre ellos al puerto de Alicante. De esa época es el llamado turrón de nieve y el de guirlache (de almendras y caramelo).
El turrón alcanzó una gran aceptación a partir del siglo XVIII, tanto en el interior de la península ibérica, eso gracias a los artesanos turroneros que recorrían toda España con sus mercancías a cuestas, y a la vez tuvo una gran aceptación en el exterior, eso gracias a los barcos extranjeros que atracaban en el puerto de Alicante. Bien entrado el siglo XX, Jijona se termino convirtiendo en el principal capital del turrón en España, lugar que sigue ocupando con orgullo en la actualidad.
La fabricación de estos turrones depende esencialmente de la habilidad del maestro turronero, que es quien controla las temperaturas y los tiempos de batido y cocción para lograr el punto adecuado. Para ello, solamente dispone de su experiencia, conseguida a lo largo de los años y transmitida de generación en generación, como siempre se ha hecho en la Horchateria Sirvent de Barcelona.